Uno de los retos del proyecto era encontrar el modo en que la colocación del mobiliario urbano pudiera ser fácilmente adaptable a la multifuncionalidad de la plaza. Por ello fueron propuestos los Bloop, una familia de bancos que combina el hormigón y el metal y que permite, gracias al espacio vacío que queda entre la losa y el pavimento, su fácil reubicación dependiendo de la necesidad del momento.
Al mismo tiempo, el modelo curvado elegido rompe con los tradicionales bancos rectos que se adaptan a las largas calles que conforman la ciudad, proponiendo así, un nuevo concepto rompedor e innovador que permite la creación de distintas composiciones orgánicas en el espacio.